¡Que se me escapa el mes del amor! Hace tiempo que
quería comentar mi lista de los mejores romances. Romances, hay muchos y de todo tipo,
pero siempre encuentras una nueva historia, un nuevo prisma, que hace de una
historia romántica algo especial. También influye mucho el momento de la vida
en la que leas una historia. El impacto que te produce leer tu primera novela
romántica no será el mismo que cuando lees la número doscientos.
¿Cuántas novelas románticas puedo haber leído? Entre
los romances paranormales, históricos, contemporáneos,... muchos. ¿Muchos? Uf,
no alcanzo ni a contar. ¿Que hayan dejado huella? Eh... muchas, también (pero es que yo soy una romántica empedernida). Ahora en serio: romances que dejen huella no hay tantos...
¿Empezamos?
Como agua para chocolate de Laura
Esquivel.
Es una novela más costumbrista que romántica, pero la historia de Tita y Pedro es preciosa, seguramente porque está prohibida y se quieren a distancia y a través de los platos que Tita prepara. Pedro, como joven enaorado que es, pide en matrimonio a Tita, acción que importuna a
Mamá Elena. Finalmente ésta encuentra una "solución": ofrece en
matrimonio a Rosaura, hermana mayor de Tita, para casarse con él y
hacerle olvidar, según Mamá Elena, su obsesión por Tita. Pedro acepta
escondiendo un ardid: casarse con Rosaura para mantenerse cerca de Tita.
¿Qué pasa con ese final tan apasionado? Y tan ardiente (es una broma,
que no quiero meter spoilers). Además, a mi el realismo mágico me deslumbra. Ya
me podrían estar contando la historieta del patito feo, que si es con este tipo
de escritura, me gusta.
La edad de la inocencia de Edith
Wharton.
Y es que, en realidad, me encantan las novelas de época. Un hombre a punto de casarse se enamora de la prima
de su prometida, sin embargo decide cumplir sus promesas, obligaciones,
responsabilidades, etc.; y sigue adelante con su casamiento para encontrar
treinta años después, ya viudo, a la que fuera su gran amor en Paris.
Bella del señor de Albert Cohen.
Relata la relación entre Solal, judío, alto funcionario de la
Sociedad de las Naciones, y Ariane, la aristócrata aria casada con un
subordinado de Solal, desde su encuentro hasta la agonía final, pasando
por la conquista, la pasión y la implacable degradación de los
sentimientos. Para combatir la saciedad, los amantes recurren a todos
los medios: celos retrospectivos, humillaciones morales y todas las
recetas eróticas.
Lo
que más me atrajo fue la pasión de su protagonista, Solal, sus creencias –
tanto religiosas como de la vida -, y su afán de persecución y defensa de todo
aquello en lo que cree. Yo es que, cuando un hombre así lucha por sus pasiones –
aunque no las comparta y le hagan ser desgraciado – me enamora.
Orgullo y prejuicio de Jane Austen.
La mujer del viajero en el tiempo de
Audrey Niffenegger.
Una fascinante y muy poco convencional historia de amor: Henry es
bibliotecario y padece una extraña disfunción genética que le hace
viajar involuntariamente en el tiempo; Clare, su mujer, es artista. Su
amor es apasionado y solo aspiran a llevar una vida normal. Sin embargo,
los viajes al pasado y al futuro de Henry, que a veces producen
situaciones comprometedoras y otras divertidas, son un desafío a su
relación.
Esta historia, la de Claire y Henry, me fascinó. La considero
preciosa, llena de matices repletos de cariño. Ella le acepta por completo, a
pesar de su “enfermedad”. Y él la cuida desde la distancia (del tiempo). El
final es precioso. En mi caso, repleto de lágrimas.
Graceling de Kristin Cashore.
"Hay gente en estas tierras que tiene poderes extraordinarios
a los que llamamos gracias. Una gracia puede tener un valor infinito o
puede ser totalmente inútil. Una gracia puede hacer que alguien sea
veloz como el viento, o que sea capaz de predecir el tiempo, mientras
que otras sólo harán que hables al revés sin pensar o te subas a los
árboles. Mi nombre es Katsa. Soy un instrumento que mi Rey utiliza para
castigar a sus enemigos. Mi gracia es matar"
Una de
las novelas fantásticas romántica juvenil que más me ha entretenido. La fuerza
de Katsa está presente en cada página. Deseando que la lleven al cine (dicen
que para 2018).
En la isla de Tracey Garvis Graves.
Lo que más me gustó (todas las veces que lo he leído) fue la evolución en ambos
personajes. Un chaval de 16 años, T.J, y su maestra, de 30, Anna, que naufragan
y se ven obligados a mostrar todas sus fortalezas para seguir con vida. Al
estar en plena adolescencia, la evolución de TJ es más evidente, tanto física
como psicológicamente. Pero Anna no se queda atrás. Una historia que me pareció
muy natural, a pesar de lo que pueda parecer al leer la sinopsis.
Prohibido de Tabitha Suzuma.
Aparte
de la historia, he añadido este romance entre hermanos (siendo la novela un
drama, no romántica), porque a lo que asistimos es a la historia de un chico y
una chica, menores de edad, que por circunstancias de la vida han tenido que criar
a sus hermanos más pequeños, perdiendo el norte en cuanto a la calidad de su
relación. Pero lo más brutal es el protagonista, Lochan, un chico con una
inteligenica superior, pero un trastorno social que le impide abrirse a los
demás. Lochan es tímido, preocupado y un poco negativo, aunque luche contra
ello; mientras que Maya es pacífica, feliz, sonriente. Es un tema tabú, pero si
pasas sobre ello y lees su historia, comprendes la falicidad con la que han
caido en esa relación casi sin darse cuenta. A mi me pareció una historia
preciosa. Y la pluma de Tabitha Suzuma es firme, clara y concisa. Un placer
leerla.
"Pero aquí, a su lado, su cara dormida me recuerda que esto es lo
único que importa, y que no estoy solo. Esto es lo que Maya quiere y esto es lo
que quiero yo. Luchar contra ello es inútil, sólo servirá para hacernos daño.
El cuerpo humano necesita flujo constante de alimento, oxígeno y amor para
sobrevivir. Si pierdo a Maya, pierdo esas tres cosas; separados, moriremos
lentamente."
Saga Crossfire, de Sylvia Day.
Hablando de lo que llamaron “porno para
mamás”, a mi Christian Grey y sus cincuenta sombras me dejaron completamente
trastornada. Es difícil que a mi no me guste un libro, así que que no me gusten
tres, es toda una hazaña. Los leí porque no entendía el revuelo, y necesitaba
comprender qué se me escapaba. El primero todavía se deja leer, pero es que los
otros dos son infumables, la verdad. Sin embargo, hay una saga parecida, cuyos
tres primeros libros – sobre todo el segundo – me encantó: Saga Crossfire, de
Sylvia Day, la historia de Guideón Cross, un rico empresario de Nueva York, y
Eva, una chica lista e independiente. Ambos arrastran problemas pasados que se
interponen en su relación, pero juntos, pueden con ellos. A mi Guideón me
enamoró desde el principio. Es más humano, sufre como cualquiera, no como
Christian Grey, que es el dios de mármol. Además, no hay sado, o como se llame.
Serie Forastera de Diana Gabaldón.
Recién acabada la Segunda Guerra Mundial, una joven pareja se reúne por
fin para pasar sus vacaciones en Escocia. Una tarde, cuando pasea sola
por la pradera, Claire se acerca a un círculo de piedras antiquísimas y
cae de pronto en un extraño trance. Al volver en sí se encuentra con un
panorama desconcertante: el mundo moderno ha desaparecido, ahora la
rodea la Escocia de 1734, con sus clanes beligerantes y supersticiosos,
hombres y mujeres rudos, a veces violentos, pero con una capacidad de
vivir y de amar como Claire jamás había experimentado en su anterior
vida. Acosada por los recuerdos, Claire tendrá que elegir entre la
seguridad del futuro que dejó atrás y la apasionante incertidumbre del
pasado que ahora habita. Primera parte de la saga de Claire Randall.
Más
que la historia, lo mejor fue el protagonista: Jamie Fraser, un highlander alto
y robusto, demasiado joven todavía, que se mete en un problema tras otro. Bastante
tímido, aunque no lo parezca. En definitiva, adorable. Que se empecine en
cuidar de Claire no hace más que hacerle más deseable. También está la serie Highlander, aunque a mi no me gustó demasiado.
Princesa de Patricia Sutherland.
El
pasotismo de Dakota es espectacular. Todo le importa poco en la vida, salvo su
moto... y la madurita de al lado, como él la llama la primera vez que la ve,
momento en el que se empecina en ella. A partir de ahí, hará cualquier cosa
para provocarle una reacción, aunque sea mala. Eso sí, con sutileza y
elegancia, que Tess Gibb es una inglesa culta e inteligente que no se deja
seducir por cualquiera. Y menos por un guaperas que no ha hecho nada por su
vida. ¿Quieres leer más sobre ella? Pincha aquí.
Hacia el edén, de Anne Rice.
Como ya
he dicho, a mi el sado no me va. Sin embargo, Anne Rice, quien escribe este
subgénero bajo el pseudónimo de Anne Rampling, logra tocar el tema con una
delicadeza brutal y un morbo que hasta resulta humorístico.
Elliott
Slater desea lo que más temor le inspira. Después de un largo periodo de
educación con el maestro Martin, firma un contrato por dos años para ingresar
como esclavo en un club sadomasoquista en una isla del Caribe. En Hacia el
Edén, Rice explora el universo de lo prohibido en un paraíso donde ningún
aspecto del placer sexual se considera tabú.
Ambos, Elliott y Lisa, se enamoran
rápidamente, pero les separan las normas del club, pues ella es una maestra y
él un esclavo. Un esclavo que, descubre Lisa, es un fotógrafo profesional, un
tipo culto que se ha pasado su vida en busca de emociones fuertes. Ella, la más
distante de las maestras, pierde el dominio de sí misma cada vez que tiene a
Elliott delante. A partir del momento en que ve su foto en el dossier, Lisa ya
no es capaz de pensar en otra cosa, hasta tal punto que podría saltarse las
normas del club, creado por ella, solo por estar con él.
¿Y tú? ¿Quitarías alguno? ¿Añadirías?
¡Un saludo y nos leemos!
Como agua para chocolate...sin duda una de mis preferidas!
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