¡Buenos días! Menuda racha llevo de novelas impactantes – en
el mal sentido de la palabra: en estos momentos no quiero novelas impactantes,
las quiero suaves pero profundas, que no me sobresalten ni me hagan llorar, por
dios, que últimamente junto al ebook tengo que agarrar un rollo de papel -, y
todo es debido a un artículo que leí, aquí dejo el enlace,
que hablaba sobre novelas Feelgood. Escuché el término cuando leí El noviembre
de Kate, de Mónica Gutiérrez, del que ya hablaré, y recordé que ya había leído
de esta autora Un hotel en ninguna parte y me había gustado mucho. Así que
compré el tercero, Cuéntame una noctalia – sólo 100 páginas, la verdad es que
me supo a poco, pero un libro entero al fin y al cabo, y muy bonito – y no me
defraudó.
Después leí La lista de mis deseos, de Grégoire Delancourt, cuya protagonista, una modesta propietaria de una mercería en un pueblo, gana varios millones en la Loto. Nos habla del antes, del durante, y del después. Una novela de esas que te hacen reflexionar, porque ¿quién no querría que le tocara la lotería? ¿Qué te comprarías? Si, una buena novela, en mi opinión. La forma en que Jocelyne habla de su vida y de ella misma es cruda y muy cínica, y poco a poco vas comprendiendo por qué. Aún así, noté cierto sabor depresivo que me sobraba y que no hace sino crecer a lo largo del libro. Al final, te lo replanteas todo, de pronto ya no quieres que te toque la lotería y tampoco quieres leer más novelas Feel Good.
Dicho esto, he de decir que de FeelGood, en mi opinión, no tiene nada. La novela genera pena, la verdad, y solo el final es un jardín de flores. Para mi, que el desarrollo de la novela vaya marcado por el drama y que solo el epílogo nos hable de felicidad, no me hace sentir bien. Las novelas de Mónica Gutiérrez me hacen sentir bien desde el principio, porque el drama ya pasó y ahora llega el proceso de cambio de sus protagonistas, la sanación, y eso se disfruta. Lo mismo me pasó con Volver a empezar, de Judi Hendriks, que sabes que ha pasado algo muy triste, pero ya pasó, ahora toca levantarse y seguir, y esa es la parte que me reconforta. Con la novela romántica pasa algo parecido, por muy intensa que sea la trama, no es tan voraz, si muere alguien no suele ser tan importante, si alguien enferma, no es para siempre. Disfrutas de un romance, que es la trama principal, y sabes que terminará bien. Leí Prohibido, de Tabitha Suzuma y estuve varios días caminando por la vida como zombi, sin poder quitarme el final de la cabeza – un poco traumatizada, la verdad. Por cierto, creo que voy a releerla, porque las descripciones sobre los sentimientos del chico son animales -. Leí Bajo la misma estrella y me pasó lo mismo, o Yo antes de ti, o El niño del pijama a rayas. He decir que, por alguna razón – intuyo que la llegada al mundo de mis hijos tiene mucho que ver. ¡Madre mía, hablo como una madre! – no quiero dramas, quiero pasar un rato agradable leyendo y que, cuando lo deje, siga mi vida sin comerme la cabeza, a ser posible con esa sensación que tanto me gusta de ¡Ay, me encanta esta novela, a ver cuándo saco un hueco para seguir con ella!
Dicen de la novela Feelgood:
“Historias con autenticidad y
sentido que transmitan alegría y bienestar, que contagien ideas positivas y que
sobre todo ayuden a ser más fuertes, más sanos y más felices.”
El artículo que leí se titulaba: “Novelas feel-good: el nuevo boom editorial
promueve la felicidad”. Bueno,
de las que he leído bajo esa etiqueta, desde luego, no promueven la felicidad
ni te contagian de ideas positivas, más bien al contrario.
Así que esas son las novelas “FeelGood” que he leído.
¿Alguien conoce alguna? Seguro que he leído más, pero no se acuñaban con ese
novedoso término. Ahora estoy leyendo La gente feliz lee y toma café, de Agnès
Martin-Lugand – otra francesa. Al parecer los franceses tienen un concepto de
la felicidad un poco retorcido - y he comenzado el libro llorando – no pinta
bien para mi, creo que va a formar parte de lo no-terminados -, aunque estoy
segura de que pronto cambiará y la protagonista, que ha perdido a su marido y a
su hija en un mismo accidente y se recrea cada día en su pérdida y en la
contemplación de sus habitaciones intocadas aún después de un año, remontará
desde lo más profundo.
Mi mensaje: si quieres leer Feelgood infórmate antes bien
sobre la novela y no te dejes engañar por las etiquetas porque, al parecer,
todavía ese término no está muy bien definido.
¡Un saludo!
¡Un saludo!
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ResponderEliminarNo sabía exactamente que eran mas novelas Feel Good...ahora me ha quedado claro, gracias!
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