RELATOS

A veces cojo el ordenador por banda y me pongo a teclear como si fuera mi saco de boxeo y ¡boom! Salen unas cosas (manos a la cabeza). Muchos de esos escritos quedan guardados para siempre. Al cabo de varios meses o años los vuelvo a abrir y pienso "¿Yo he escrito esto?" Otras veces, se convierten en relatos que guardo con un buen nombre, en un lugar accesible. En las horas muertas, me la paso sacándoles brillo y hablando con ellos, rompiéndonos ambos - el relato y yo - la cabeza, buscando la manera de ser compatibles. ¿Te presento a un certámen? Le pregunto. Luego, el pavor me invade, y cierro el archivo con miedo, no sea que se me ocurra enviarlo de pronto. Tengo varios así: relatos y cuentos que leo yo sola por placer. Algún día tendré la valentía de publicarlos.

Un cuento cualquiera

El monte de las ánimas de Bécquer

El diablo, de Guy de Maupassant

Caminando entre la niebla

Érase una vez un hada

Nacer o morir




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