¿A qué huele La Casa de las mujeres Laguna? A una selva de margaritas, a puchero de ajo, un poco a tragedia y un mucho a desamores. ¿Que cómo puede oler un libro? Quien lo haya leído comprende de qué hablo, pero como esto va dirigido a aquellos desafortunados que todavía no lo han tenido en sus manos, voy a tratar de expresarlo lo mejor posible y siempre desde mi humilde y un poco macabro punto de vista.
Las mujeres Laguna han cargado con una terrible maldición desde el principio de su linaje: una tras otra sufren mal de amores y sólo dan a luz niñas que perpetúan esta cruel herencia. Pero cuando después de décadas de pasiones prohibidas y amores trágicos nace el primer varón, se abre la puerta de la esperanza. ¿Será éste el fin de la maldición?
Este libro es un cóctel de sentidos. En él se aprecia la historia a través del tacto, la vista, el olfato y la memoria.
“Los presagios que habían anunciado las margaritas se hicieron ciertos el invierno de 1900. El jardín de la casona roja dejó de obedecer a la climatología y a las estaciones y se instaló en una primavera eterna.”
Prosa de un estilo muy propio, idealismo mágico, junto con unos personajes rotundos, con fuerza, enteros en su personalidad y tan odiosos como tiernos, cada uno en su estilo. Un entorno de personajes secundarios tan interesantes como los principales, así de bien los pintó Cristina López Barrio, por cierto, madrileña desconocida que vio no sólo cómo su primera novela para adultos era publicada por Place & Janes, sino que asistió a una edición tras otra, a una traducción tras otra en un tiempo tan corto que cualquiera pensaría “no puede estar ocurriendo”. Todo un descubrimiento. Yo lo descubrí en cuanto salió, una primera edición. Al principio empecé a leer diciéndome “de qué va esto, nunca he leído algo así”, y al mismo tiempo embelesada y salivando con el libro en las manos, en el aeropuerto y pasando página tras página hasta que llegué a la 476 y ¡ya no había más!
Advertencia: es de los que enganchan.
Comenzamos a finales del siglo XIX, en un pueblo castellano, cómo no, con el amor de Clara Laguna, “la Laguna de los ojos de oro” y un hacendado andaluz que va de caza y que más que venados, caza a la joven más deseada - aunque maldita - del pueblo.
Sus amores la mantenían muy ocupada. Paseaban a caballo por los pinares salvajes y las majadas, entre cacería y cacería de él, y se amaban donde les venía en gana. A ella le gustaba sentir las manos de su amante y aquel olor salado, que se resistía a irse, en el jardín de la granja bajo la pérgola con las últimas rosas. Un atardecer, después del gozo, él le preguntó por qué no acudía a la iglesia a escuchar los sermones del cura, que si bien eran algo confusos en el significado, resultaban fascinantes.
- Si quiere le acompañaré este domingo - respondió imaginándose cómo entraba en el templo luciendo el vestido de las fiestas, con su brazo maldito enlazando el brazo del hacendado. Se imaginó también que su vestido era blanco y que avanzaban hacia el altar donde les esperaban unos anillos y unas bendiciones, porque la maldición de su familia se había quedado en el umbral de la iglesia temblando de rabia.
Él, que a excepción de la boda se había imaginado lo mismo, supo que acababa de precipitarse. Una cosa era que le hubieran visto con ella paseando por las calles o a caballo por los montes y la sierra, y otra muy distinta que le vieran llevándola de su brazo a la iglesia.
- Creo que con quien deberías ir es con tu madre.
- Sí, o lo mejor es que no vaya, o que lo haga con quien me apetezca.
Clara se alejó de su amante. Un frío líquido le recorría los huesos, lloraba lágrimas como cuchillos, y en la boca sentía una náusea de sangre. Reconoció los síntomas que le había descrito su madre en muchas ocasiones: eran los síntomas de la maldición, era el primer dolor que le infligía, y el que anunciaba la podredumbre de otros venideros.
Pasamos por las desgracias de cinco generaciones y cinco protagonistas que se suceden una tras otra, a cuál más distinta. Te enamoras de Clara, odias a Manuela y adoras a Olvido, la más bella de todas. Después surge Margarita y más tarde Santiago, quien por ser varón pondrá la maldición patas arriba. ¿Qué pasará ahora?
Una mágica novela sobre las trampas del deseo, la tragedia del amor y los lazos indestructibles de la familia.
Es un libro de superlativos. Es cruel en ciertos pasajes, macabra, trágica, pero por ello es tan tremenda y hace sentir tanto. Los momentos dulces son muyyy dulces; los amargos son muyyy amargos. Lo recomiendo por todo: por la prosa, por los personajes, por la historia, por el principio, por el final, por la portada y porque merece la pena disfrutar de estas grandes cosas.
Si te gusta Gabriel García Márquez, Laura Esquivel, y Ángela Becerra, no lo pienses dos veces.
Si todavía no estás convencidos, aquí te dejo el primer capítulo:
Si todavía no estás convencidos, aquí te dejo el primer capítulo:
Que buena pinta¡¡¡
ResponderEliminarA ver si lo encuentro y me lo compro. Muchas gracias por tu orientación...